El tema de hoy es polémico, una vez más. Y estaréis pensando “¿y cuándo no es fiesta, seisCuerdas?, ¿cuándo escribes tú sobre cosas que no lo sean?” Venga, lo reconozco, me va la marcha. Agarraros fuerte, mis queridos lectores y lectoras, porque hoy voy a hablar sobre el temido ‘avainillamiento’, o la decadencia de la D/s en las relaciones BDSM.
Muy bien, ahora que ya estáis sujetos, primero os voy a poner en contexto. En la entrada sobre la D/s Disney conté lo que son estas relaciones. Por resumir, decía que una relación D/s (Dominación/sumisión) consiste en que la parte sumisa (s) de la relación le cede su voluntad a la parte dominante (D) en aquellos aspectos que ambas acuerden. Así, una pareja D/s podría acordar, por ejemplo, que la persona sumisa solicite la autorización a la dominante para realizar determinadas cosas, las que acuerden, y que muchas veces no tienen carácter sexual. Cosas como estas, por ejemplo:
- Cambiar de corte/estilo/color de pelo.
- Llevar (o no) determinada ropa de manera permanente o según las circunstancias.
- Ir al cuarto de baño.
- Fumar.
- Comer (o no) determinados alimentos.
- Controlar el dinero que se gasta y en qué se hace.
- Controlar hábitos de alimentación/ejercicio físico.
- Establecer pautas de maquillaje (o ausencia de), peinado o aspecto físico.
- Dirigirse a su dominante usando protocolo (Señor/Señora, Amo/Ama) o tratarle de usted.
- Gestos como arrodillarse, bajar la mirada…
- Pedir permiso para hacer cualquier cosa que se considere: hablar, permanecer en una postura…
Luego, por supuesto, están las actividades que tienen que ver con lo sexual:
- Pedir permiso para masturbarse.
- Pedir permiso para tener un orgasmo cuando se tienen relaciones sexuales/sesiones.
- Tener relaciones sexuales con otras personas (en caso de que la pareja sea no monógama). Ojo con esto, porque conviene establecer las bases de la relación desde fuera de la D/s, es decir, nada de “esto se hace así porque lo digo yo, que soy el/la Amx”, sino que hay que hablar de igual a igual ANTES de empezar la relación si se desea una relación monógama o abierta y establecer los pactos y las normas (solo juegos sexuales, inclusión de otras personas en la relación, actividades que se pueden hacer (o no) con esas personas, etc.)
Estas cosas son las más extendidas y solo son unos pocos ejemplos. Antes de empezar la relación, ambas partes deberían sentarse a hablar y consensuar largo y tendido –y mejor si se hace sentados, y no “tendidos”, que luego vienen los disgustos– qué aspectos de la vida de la persona sumisa controlará el/la dominante y cuáles no. Lo más habitual –y digo “habitual” porque de todo hay en la viña del Señor– es dejar fuera todo lo que tenga que ver con la vida profesional, la salud o las relaciones familiares.
Además, cuando las personas dominante y sumisa conviven bajo el mismo techo o pasan temporadas juntos más o menos largas, suelen implantarse determinadas costumbres, o rituales, que dependerán de lo que se haya pactado y consensuado incluir en la D/s. Por ejemplo:
- Servir todos los días el desayuno/comida/cena, o una copa o café a determinada hora del día.
- Ir a buscar a su dominante al trabajo y llevarle/llevarla a casa.
- Servir, atender (bañar, depilar, afeitar, vestir, desvestir, hacer manicura/pedicura, masajes…) con frecuencia variable.
- Realizar tareas domésticas determinadas (o todas).
La relación D/s y sentimental al mismo tiempo: por qué es más compleja que una D/s «a secas»
Además de la relación de Dominación/sumisión puede darse a la vez, o tal vez más adelante, una relación sentimental, o de pareja. Lo que viene siendo compartir planes de futuro, (tener hijos, por ejemplo) o convivir. Entonces es cuando, en mi opinión, la cosa se complica y los problemas se multiplican por dos, al menos. Y no es cosa poco frecuente, de hecho en la escena española hay una tendencia a romantizar e idealizar la relación D/s, sentimental y en convivencia como el modelo a seguir e imitar, con lo que muchas personas se lanzan de cabeza a una relación D/s-sentimental o de pareja sin calibrar las consecuencias, y ahí vienen los quebraderos de cabeza.
Y bien, aquí viene el meollo del asunto y la parte polémica del post. Cabrones, llevabais esperándola desde el primer párrafo, ¿eh? Venga, va: en las relaciones D/s, con y sin relación sentimental y de convivencia de por medio, pero muy en especial en estas últimas, pasado un tiempo, y de manera inexorable, se produce el fenómeno que yo llamo el ‘avainillamiento’. Y llegado ese momento se pueden hacer dos cosas: ponerle remedio y trabajar en recuperar la D/s, o esperar al fin de la relación, que se dará más tarde o más temprano.
Antes de profundizar más, ¿a qué me refiero con ‘avainillamiento’? Lo expliqué en la entrada sobre la D/s Disney, y me autocito: “pasar del ‘Sí, Señor/a’ al ‘Sí, cari’ y que todas esas normas y rituales propios de la relación se acaben diluyendo y olvidando por el paso implacable de la rutina, las prisas, preocupaciones y los quehaceres diarios”.
Hay otro problema frecuente cuando una pareja que ha empezado en D/s comienza una relación sentimental, y es que en no pocas ocasiones la parte dominante se siente “culpable” de “hacer daño” a la persona que ama. ¿Y cómo es posible esto, si la parte sumisa lo desea y precisamente se conocieron gracias al BDSM? Pues ocurre, amigxs, ocurre. Y es una jodienda, creedme. Pero no me voy a centrar en este problema, que, bajo mi punto de vista, tiene peor apaño que el ‘avainillamiento’ y pasaría por revisarse de manera profunda, e incluso acudir a los profesionales adecuados.
¿Tiene arreglo una relación D/s que se ha ‘avainillado’, o está perdida? La experiencia me dice que en un porcentaje muy elevado de los casos no lo tiene. ¿Y por qué? Porque normalmente se admite o se toma conciencia de ello demasiado tarde. Una parte de la relación tira la toalla y la otra se deja arrastrar, bien por inercia, o por miedo a perder la relación o a la persona, ya no como Amx o sumisx, sino como pareja. ¿Y en serio no se puede hacer nada? Depende. Si se coge a tiempo, se puede evitar el avance, pero es necesario que ambos, dominante y sumisx, pongan de su parte, repito, AMBAS, porque si no es imposible. Si solo una de las dos partes es la que lucha por mantener a flote el barco, en algún momento se cansará y dejará que se hunda.
Si la parte dominante no tiene ganas de poner normas o controlar el comportamiento de la parte sumisa, o si a la parte sumisa se le empiezan a olvidar cosas y se excusa diciendo que “ha sido un despiste”, pero se empiezan a sumar despistes día tras día, que la parte dominante castiga y corrige al principio, pero al final se siente frustradx y, en muchas ocasiones acaba haciendo la vista gorda porque “total, ya qué más da”, se produce un cansancio y un hartazgo que hace dejar de lado la D/s y, con suerte, tener sesiones de tanto en tanto que cada vez son menos frecuentes y satisfactorias.
Las personas implicados en una relación D/s deben comunicarse bien y hablar mucho más que una pareja ‘vainilla‘ pues, como he dicho, en este tipo de relaciones existen una serie de aspectos más complejos de mantener y se ven afectados más por el paso del tiempo, la rutina y la cotidianidad. Las partes, dominante y sumisa, deben revisar los términos de su D/s cada x tiempo y esmerarse en que los rituales, protocolos y aspectos propios de la relación se mantengan, por lo que es necesario establecerlos de una manera realista, que se puedan cumplir con agrado por ambos. Mejor que haya tres rituales o cosas que cumplir, pero que se hagan todos a rajatabla, que no veinte y se olvide controlar o hacer la mitad, o que sea imposible por los quehaceres diarios o las situaciones imprevisibles que pueden darse en la vida de cualquiera. No hay nada peor que notar desidia o la falta de ganas en la otra persona, cuando alguna vez las hubo, y preguntarse en qué se ha fallado o qué puede haber pasado.
Este ‘avanillamiento’ se suele achacar en muchas ocasiones a las mujeres, ya sean sumisas o dóminas, cuando no es verdad. He visto a ‘avainillarse’ a dominantes masculinos, al igual que a sumisos masculinos, por lo que no es culpa ni de géneros ni de roles. Sencillamente, si la comunicación falla y no se trabaja en cuidar la D/s, esta se va al traste, porque es delicada como la flor del azafrán. Poner rituales y protocolos y controlar que se cumplan puede ser agotador y aburrido para la parte dominante, si son muchos o poco realistas, tal como decía antes, y cumplir una ristra interminable de tareas, mezcladas con las cotidianas, frustrante para la parte sumisa, que puede verse desbordada y agobiada.
¿Y qué se puede hacer? ¿Hay esperanza?
Entonces, ¿hay esperanza para las relaciones D/s de pareja y en convivencia? Sí, pero ambas partes tienen que echarle muuuuchas ganas. Y muuuucho trabajo y comunicación. Y no dejar que se marchiten. En cualquier caso, hay que recordar que no son para todo el mundo, y que existen otras alternativas igualmente válidas para practicar BDSM. Los cuentos Disney son ficción y han hecho mucho daño. Lxs amxs azules y lxs príncipes/princesas sumisxs solo están en las “Cincuenta Sombras” e incluso en la novela se ‘avainillaron’. Quiero decir: si Christian y Anastasia, que tenían pasta para aburrir y ninguna obligación (o casi) se vuelven ‘vainillitas’ al final de la tercera novela y Christian ya no quería hacer BDSM ni nada, imagínate tú, llegando de trabajar mosqueadx, o con los deberes y la cena de los niños, las ganas que vas a tener de controlar si tu sumisa se hizo moño, como tiene por norma, o se te ha olvidado arrodillarte al llevarle la cena a tu Ama porque tienes un servidor caído en el trabajo y estás con la mente más allí que aquí, y encima cuando te lo recuerdan y te dicen que te van a castigar piensas “mira, que no estoy ‘pa esto ahora, por favor”.
La solución, pues, tal como decía antes, pasa por hablar mucho sobre la D/s, establecer rituales y órdenes acordes a la realidad y necesidades de la relación, mejor pocos y que se cumplan a muchos y que se olviden, y si es necesario, escribirlos en una especie de “contrato” (que obviamente es papel mojado, pero sirve para tomárselo en serio, ambos). Y sobre todo, y muy importante, si la D/s fue importante algún día y encendió la chispa entre dos personas, es una pena dejarla morir, pudiendo salvarla. Hacedlo cuando estéis a tiempo, y no cuando ya sea demasiado tarde y la rutina se haya comido vuestra D/s. O no dejéis que suceda. Trabajad para tener relaciones D/s ilusionantes y disfrutar del BDSM, que es lo que nos gusta ;).
«No hay nada peor que notar desidia o la falta de ganas en la otra persona, cuando alguna vez las hubo, y preguntarse en qué se ha fallado o qué puede haber pasado.»
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Así es. No hay nada peor que ese sentimiento de no saber qué está pasando, qué se está haciendo mal y si se puede hacer algo por solucionarlo, cuando la otra parte se cierra en banda y el silencio o la desidia campan a sus anchas. Comunicación siempre. Muchas gracias por tu comentario, Cifuentes.
Lo ha clava’o usted. Pero clava’o.
Saludos cordiales.
Me alegro de que lo veas así 😉
Muchas gracias.
Lo ha clava’o usted. Pero clava’o.
Saludos cordiales.
Me alegro de que lo veas así 😉
Muchas gracias.