Break On Through (to the other side)

Escrito en marzo de 2012
Una conversación se puede calentar hasta límites insospechados. Y dar pie a cosas como esta. Por supuesto que sí, es para vosotros dos, Y y Z 😉

Domingo, 15:00 horas. Salón Internacional de Coleccionismo Discográfico. Habíamos quedado los tres en el hotel donde iba a celebrarse.

Nos había pedido a las dos que le sorprendiéramos, con algo que pudiéramos llevar encima, o puesto. Y él también iba a sorprendernos a nosotras. Había mucha tensión sexual contenida. A los tres se nos da bien manejar la espera y dosificar el deseo, de manera que llevábamos casi una semana ardiendo de ganas.

Llegué al hotel donde se celebraba el evento, me dirigí al salón donde era, y la localicé en seguida. Iba con un vestido negro de punto ajustado, lo suficientemente corto, que le sentaba estupendamente, se ceñía a su cuerpo y dejaba ver lo mejor de él, sus piernas perfectas, ensalzadas por un par de preciosos zapatos negros de tacón alto. Yo había elegido una camisa blanca desabrochada lo justo para que se insinuara el escote, una falda corta y botas negras con tacón alto. Mi sorpresa consistía en mi ausencia de ropa interior y además, para añadir más calor al asunto, me había puesto unas bolas chinas. Cada vez que me movía, las notaba dentro, y no llevar sujetador hacía que los pezones me rozaran directamente la tela de la camisa y se endurecieran, cosa que no les sucede con facilidad, a no ser que se les manipule adecuadamente, pero el calentón era enorme, y hasta estaba empezando a chorrear. Prácticamente estaba notando la humedad casi rozando la liga de la media, por Dios, que no se notara, qué vergüenza me estaba empezando a dar…

Me llegó el primer whatsapp mirando una caja con viejos vinilos de los 70. Tenía uno de los Doors en la mano, cuando el móvil me vibró en el bolsillo del abrigo…

—“X [mi nombre] estoy detrás de ti, pero no te muevas”

Era de él. Había creado un grupo y estábamos los tres en él, con lo que todos podíamos leer lo que escribíamos.

Ella se situó en el stand de la izquierda, mientras miraba en una caja con más discos y hacia donde estábamos, con miradas fugaces y sonreía, aunque sólo nosotros nos percatábamos…

Llego otro mensaje, de ella

—“Mi sorpresa te la tengo que dar en la mano, Z [el nombre de él]”
—“Acércate y dámela” —respondió él
—“Si quieres saber la mía, sólo tienes que ponerte detrás de mi con disimulo y acariciarme el muslo por dentro… A ver si puedes hacerlo sin armar un espectáculo…” —le dije yo, provocándole…

Le tenía bastante cerca, estaba mirando una caja de discos que estaba a mi lado. Podíamos rozarnos. Pero optó por hacerlo de otra manera, dejó caer un mechero y se agachó a mi lado, con lo que se pudo asomar un momento… lo suficiente como para comprobar con sus propios ojos lo que estaba sucediendo entre mis piernas. En eso que, justo antes de que se incorporara, llegó ella por el otro lado, y le puso algo en la mano, que no distinguí aún, pero que en seguida lo haría… Sonrió, mirándonos primero a ella y luego a mí, mientras volvía a los discos.

—“¿Y tú? Cual es tu sorpresa? —pregunte, cuando pude recuperarme un momento. Tenía el corazón a mil…
—Que vais a hacer lo que yo os diga, las dos, sea lo que sea, y sin condiciones. ¿Está claro?

A esas alturas de la película, ninguna hubiéramos protestado ni lo más mínimo. Y él lo sabía. Era una buena sorpresa, ya que las dos tenemos ese punto de sumisión. Los límites, los tenía él en su mente, y nosotras total confianza, con lo que no había problema ni nada más que decir…

—Muy claro —dijo ella
—Entendido —respondí yo
—Esto os gusta a las dos, ¿verdad?
—Sabes que sí—dijo ella
—Lo sé, pero quiero oírlo… bueno, leerlo
—Me gusta, y lo sabes —respondí yo
—Ahora quiero saber cómo estáis de cachondas, se que lo estáis, pero quiero saber cuánto…
—Yo estoy chorreando —dije—y es literal…
—Eso me ha parecido ver… ¿Y tú, Y? [el nombre de ella]
—Yo también… y si sigues apretando el botoncito del mando… más todavía, cabrón —ahí fue cuando me enteré que su sorpresa consistía en llevar un vibrador con mando inalámbrico, era lo que le había puesto en la mano hacía un momento
—Así que llevas uno de esos. Yo unas bolas chinas…—le dije
—Ahora vais a ir al baño, primero una y luego la otra. Os vais a meter en uno, las dos, y me vais a esperar allí

Nos miramos de reojo. Primero fue ella quien, tras disimular un poco, fue hacia el cuarto de baño, que estaba fuera de la sala. Unos dos minutos o tres después, lo hice yo. No había nadie en él, y sólo una puerta cerrada, pero no del todo, las demás estaban abiertas de par en par. Pasé dentro, ella estaba de pie, apoyada contra la pared. Se le veía en la cara la excitación enorme que sentía, tanta como la mía. La miré a los ojos, mientras sonreía, y le susurré al oído…

—Tenías razón… se te pone cara de puta cuando estás cachonda… —acompañé estas palabras de una mirada encendida y una leve caricia en su brazo, y noté que mi palabras no le desagradaban y que su piel se erizaba. A ella el contacto femenino no le gusta demasiado, y a mi lo cierto es que tampoco, sólo me pasa en algunas ocasiones y con determinadas mujeres. A ella, en concreto, en ese momento exacto, la hubiera puesto del revés, deseaba besarla, pero me contuve, y continué susurrándole…
—Tengo ganas de ver cómo te folla, ¿sabes?

Escuche un ligero jadeo, mientras cerraba los ojos un segundo…

—No pensé que le diría nunca esto a otra tía, pero me estás poniendo mucho, y quiero ver cómo me miras de esa manera mientras me folla.
—¿Cómo te estoy mirando? —le dije, volviendo a abrasarla con la mirada. Soy consciente de cómo miro cuando estoy caliente…
—Como si quisieras follarme…
—Puede que quisiera —le susurré —pero se que te mueres de ganas porque te folle él, quieres su polla dentro, y lo que yo te hiciera no sería suficiente, ¿a que no?
—No, le necesito dentro ya mismo…
—No te creas, que yo también… Y lo vas a ver todo, todo, tú también
—Hijaputa… ¿por qué me estoy calentando tanto con lo que me estás diciendo?
—Porque se lo que quieres. Así que nos vamos a ir de aquí ya mismo, ¿te parece?
—Pero… ¿no tenemos que esperar a…?
—Hazme caso…

No era cosa mía. Había recibido instrucciones para que esto fuera así. Salimos del baño y subimos en el ascensor hasta la tercera planta del hotel, caminé con seguridad hasta la puerta de una habitación concreta. Antes de llamar, le dije

—Vas a entrar ahí y te lo vas a follar hasta que se corra, ¿entendido?

Ella me miraba sin entender muy bien qué estaba pasando… Pero su calentura la dejaba pensar poco ya, lo mismo que a mi. Saqué una tarjeta magnética del bolsillo de mi abrigo y abrí la puerta, la empujé y entramos, primero yo y ella detrás de mi…

Todo estaba en semi oscuridad, las cortinas estaban echadas y apenas si había un poco de luz. Él estaba recostado en la cama. Nos sonreía a las dos y miraba de esa manera tan característica, yo le digo que pone cara de guarro cuando se pone cachondo y es verdad, la pone. Le pregunté

—¿Lo he hecho bien?
—Muy bien —me respondió, mientras se movía del centro hacia el borde de la cama. Luego me levantó un poco la falda y vio el espectáculo que había debajo: mis muslos completamente empapados. Casi pude ver como sus pupilas de dilataban más aún de lo que ya estaban de la excitación. Cogió un poco con la punta de los dedos y sonrió, mientras no dejaba de mirarla a ella…
—Ven aquí —le dijo, mientras se ponía de pie y continuaba acariciándome a mí con la punta de los dedos, ahora ya los tenía en el clítoris y estaba tan lubricado que resbalaba entre ellos sin ninguna dificultad. Ella se pegó a su cuerpo y le besó con ganas, mientras yo no me perdía detalle.
—Ayúdala a que se desnude —me pidió

Poniéndome por detrás de ella, le quité el vestido y se quedó sólo con la lencería negra, las medias y los zapatos. Ella misma se quitó el tanga y el vibrador, que dejó empapado sobre la mesita. Él se volvió a sentar en el borde de la cama, únicamente llevaba una camiseta negra, y su polla estaba preparadísima para el ataque. Ella se fue sentando sobre ésta mientras yo le bajaba los tirantes del sujetador y dejaba en libertad sus tetas, mientras se me escapaba una leve caricia en ellas que no pareció incomodarla… Gimió mientras sentía su polla abrirse camino dentro de ella, como si le quemara. Yo estaba intentando visualizar esa sensación, y mi calentura era ya inmensa…

—X [mi nombre], ¿quieres que me deje llevar y la llene entera?
—Hazlo. Mátala de gusto, vamos… —le dije

Ella continuó cabalgándole, mientras sus gemidos iban en aumento. Echaba la cabeza hacia atrás y yo me acariciaba mientras les veía. Estuvieron en esa postura un rato, hasta que él se echó hacia atrás, tumbándose, y ella continuaba follándole así. Con la mirada, él me pidió que me pusiera al otro lado, nos entendimos en un momento. Me situé de rodillas a su lado, le besé, mientras ella seguía dándolo todo. Le susurré al oido…

—¿Te vas a correr ya?
—¿No quieres nada tú?
—Luego… Ahora céntrate, quiero que la partas en dos de gusto
—¿Te gusta verlo?
—Me encanta veros… ponéis los dos unas caras que me encantan —esto último lo dije en voz algo más alta, para que ella me oyera, mientras sonreía
—Dame tu coño, quiero que te corras con nosotros, en mi cara…

Me coloqué sobre su cara, de manera que ella estaba frente a mí, y podía seguir escuchando los gemidos de los dos, mientras me lamía, y yo me ayudaba con la mano. Ella empezó a decir que se corría, y él a sujetarla fuerte por las caderas, mientras seguía follándole sin parar. Vi cómo empezaban a temblar de placer, los dos, porque él se dejó llevar en ese mismo momento, y fue cuando yo hice lo propio, empapándole la cara. Fue increible…

She get high…. (ella se coloca)
She get high….
She get high….

Jim Morrison nos debía de estar escuchando desde el mismo infierno, o cielo, quien sabe, mientras estábamos «colocados» de tanto placer. Que sonara esta canción en el hilo musical justo en ese momento no podía ser casualidad…

Fue una tarde de lo más interesante, para no olvidarla con facilidad.

4 comentarios en “Break On Through (to the other side)

  1. Muchas gracias. Aparte de que le tengo cariño por ser el último que he escrito, me gusta porque surgió de la manera más tonta… El chispazo que hizo que se me calentara la mente así, una mañana cualquiera…

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