La confianza en BDSM

Uno de los conceptos de los que más hablo cuando escribo, ya sea en entradas como esta o en relatos, es sobre la confianza, porque, en mi opinión, sin ella no puede darse ningún tipo de interacción en BDSM, ni siquiera las más sencillas, como puede ser un intercambio de meras prácticas en un evento entre dos personas que apenas se conocen. 

De manera evidente, la persona en rol ‘bottom’ o sumiso debe confiar en la que va a ejercer el rol ‘top‘ o dominante, ya que, de otra manera, no se pondrá en sus manos. Pero la parte que está al otro lado de la fusta ―o lo que sea que tenga en la mano― también tiene que confiar en la persona que se pone en sus manos: que está en condiciones de hacerlo y que el consentimiento que le da para hacer lo que sea no está viciado, esto es, que realmente quiere hacerlo. Ahora profundizaré en ello. 

¿Qué es la confianza?

Como decía en el primer párrafo nada más empezar este troncho teórico, sin confianza no se puede ―o mejor dicho, no se debería― dar ningún tipo de interacción en BDSM. Una vez más vamos a acudir a la RAE, para ver la definición que da del término y ver si nos puede servir para aplicarlo en nuestro ‘negocio’, esto es, el BDSM. He tomado la primera acepción de la palabra: 

1. f. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo.

Bueno, me vale. Esperanza firme que se tiene de alguien, en que va a hacer las cosas bien, en que es alguien de fiar y no nos va a hacer un destrozo. En que sus conocimientos de la práctica que vamos a hacer son los suficientes. En que no se le va a ir la pinza y de repente va a pasar de nuestros límites y parará si es necesario. O que la persona realmente quiere hacer lo que va a hacer con nosotrxs. Para un contacto como el que he descrito antes, un intercambio de prácticas entre personas que no se conocen previamente (‘spank’, shibari…) en un evento, esto sería suficiente. Para algo más (una posible relación D/s, por ejemplo), además de confianza son necesarias más cosas, por ejemplo, compatibilidad personal y ‘bedesemera’, pero sin confianza no se puede ni empezar a considerarlo.

¿Y cómo me puedo asegurar de que la persona con la que voy a jugar/hacer-lo-que-sea es de confianza?

Conociéndola, claro. Hablando mucho con él, o con ella, sabiendo cómo es y cómo piensa, y no solo en BDSM, sino también en otros aspectos. La famosa prueba de fuego del camarero, esa que consiste en observar cómo se comporta alguien en un bar y cómo trata a lxs camarerxs, es muy típica, pero sirve. Si es activx por redes sociales, también es interesante que le o la leas y observes sus interacciones con otras personas. Pero si sois un poco avispadxs estaréis pensando: ya, seisCuerdas, pero en una fiesta, si no conozco a la persona de nada, ¿cómo lo hago? Pues… observando, pequeñx saltamontes. Observa atentamente a la persona que te ha llamado la atención y no te dejes llevar por el envoltorio. Es decir, una vez más, fíjate muy bien cómo se comporta esa persona con otras, cómo interactúa y si está en las condiciones idóneas para hacer la práctica que te apetece hacer. Si va como Las Grecas o más drogadx que Santana en Woodstock, amigo piscis, no te recomiendo que te pongas en manos de esa persona, por muy tremendx que esté o te ponga muchísimo. 

Si ves que va como Carlos en Woodstock… casi mejor que no 😉

También puedes ―es muy recomendable― hablar con esa persona y darle unas pautas mínimas para que sepa cómo actuar. Si vas a hacer ‘spank’ y eres la persona que va a estar en posición ‘bottom’, por ejemplo, háblale de tu tolerancia al dolor y experiencia previa. Si eres la persona que va a actuar como ‘top’, esto es, quien va a hacer el ‘spank’, pregunta también por esto y, además, dile qué instrumentos tienes pensado usar y pregúntale si quiere que le queden marcas o no ―en función de esto usarás unos u otros y lo harás de manera que se quede marcadx o no― También asegúrate de que te dirá que pares si algo no va como debe, y fíjate también si su estado general es bueno (una vez más, si está borrachx o drogadx, casi que no), físico y emocional. No es buena idea practicar BDSM con alguien que no se encuentra en un estado emocional correcto. Por ejemplo, si alguien acaba de tener una bronca monumental con otra persona, no es el momento de hacer nada. No digamos nada si el que ha tenido la bronca con esa persona has sido tú. A veces parece que digo cosas muy obvias, pero creedme que no lo son tanto. Que estas cosas ocurren, y que hacer BDSM, por mucho que sea sexo, implica emociones y desencadena reacciones químicas más complejas que la simple excitación genital.

La confianza vs «la entrega»

En fin, que como siempre me voy por las ramas. Y no quiero terminar este toch… digo entrada sin hablar de algo que siempre he pensado y que sigo pensando cada vez que escucho la palabra “entrega” referida al BDSM. 

La “entrega” es el fin máximo que, se supone, persigue la D/s, esto es, que la persona sumisa se dé en cuerpo y alma a su amx, sin apenas condiciones, o incluso sin ellas. En muchísimas ocasiones se dice ―y muy especialmente en las relaciones D/s entre un dominante de género masculino y una sumisA― que “si no hay “amor” no puede haber esa entrega”. Bien, pues allá va mi teoría: creo que para que haya un vínculo de Dominación/sumisión entre dos personas solo es necesaria una gran confianza entre ambas, además de una fuerte compatibilidad personal y ‘bedesemera‘. No creo que el amor tenga que intervenir necesariamente, aunque evidentemente puede hacerlo, pero no de manera impepinable. Especialmente, como digo, en las relaciones entre amOs y sumisAs. Entre amAs y sumisOs parece que esto no tiene tanta importancia, seguramente porque la dominación profesional se presupone en demasiadas ocasiones como el único modelo relacional en el ‘femdom’, y claro, una dominatrix no se va enamorando de todos los sumisOs que pasan por sus manos. Pero parece que entre amOs y sumisAs el amor es la condición imprescindible para que pueda existir la D/s, y no estoy de acuerdo para nada. La confianza sí que es es imprescindible. El amor –entendido como un sentimiento meditado y asentado, no el arrebato químico-pasional, y dentro de una relación con planes de futuro a medio/largo plazo– es accesorio.

¿Y si la he/la han cagado? ¿Qué pasa si la confianza se rompe, o se resquebraja? 

El BDSM no es algo inocuo ni exento de riesgos. Hay que asumir que a veces se pueden producir daños, lo importante es, por supuesto, no causarlos adrede ―esto lo doy por supuesto, pero por si acaso― haber puesto los medios para que todo fuera lo más seguro posible y haber respetado los límites y los acuerdos que se tuvieran. Si algo no ha funcionado como debía, sobre todo, no dejes nunca de hablarlo. Nunca, jamás, never: háblalo, hasta que todo esté perfectamente claro. Y un consejillo: si alguien te dice que “no hace falta darle tantas vueltas” o que “bah, déjalo, no seas pesadx”… ojo cuidao. No voy a decir que sea una bandera roja de por sí, pero sí una amarilla. Si alguien no se quiere comunicar o le cuesta, mi consejo es que, por lo menos, pongas en cuarentena a esa persona. Hay que hablar, y hay que hacerlo de la manera correcta, de una manera asertiva, y sin que queden temas pendientes.

Si no hay forma de solucionar lo que quiera que haya ocurrido que haya hecho que la confianza se rompa, pues nada, cada unx por su lado, lo mejor posible y de la mejor manera. Parece que estoy hablando de infidelidades, pero no tiene por qué. Puede suceder que se haya hecho una práctica sin tener los conocimientos suficientes y se tenga un accidente. O no haber comunicado un problema físico y darse un tremendo susto; jugar con una tercera o cuarta persona y no sentirse bien, etc, etc. De repente esa persona en quien confiabas a ciegas resulta ser humana y falla, porque sí, evidentemente, todxs sabemos que una persona dominante no es un dios o diosa y se equivocan, y una persona sumisa puede tener dudas. Lo más normal, porque en el BDSM, por mucha fantasía que veas y leas, no hay nadie infalible. Que somos lxs mismos que antes de convertirnos en ‘diosxs’, los mismos humanxs pecadores y fallones. Y sí, claro, en BDSM, pues también. Obvio. 

Pues ya estaría, mirad qué cortita y qué concreta me ha quedado la entrada. La confianza es fundamental para que se pueda dar cualquier interacción dentro del BDSM. Si no confías en la persona a la que te vas a dar o que se va a dar a ti, te vas a poner en sus manos o se va a poner en las tuyas, no hay nada que hacer, y aquí no sirve la simple atracción sexual. Y si por el motivo que sea la confianza se rompe, hay que hablarlo lo antes posible, o quizá ya nunca será igual.

Como Depeche tiene letras para todo, os dejo la de “A Question of Lust”, el tercer corte del «Black Celebration» de 1986. Habla sobre la confianza y la cité hace muy poquito también en uno de los últimos relatos publicados, “Ávila”. La parte que me interesa destacar dice así: 

(…) It’s a question of lust, it’s a question of trust
It’s a question of not letting what we’ve built up crumble to dust
It is all of these things and more
That keep us together (…)

[Es una cuestión de lujuria, es una cuestión de confianza
Es cuestión de no dejar que lo que hemos construido se desmorone
Son todas estas cosas y más
Las que nos mantienen unidos]

Dejo un vídeo donde viene toda la letra, pelín hortera el fondo, pero la traducción me parece muy buena, al igual que el resto de las que tiene subidas la propietaria del canal, por cierto:

Hasta la próxima entrada 🌹

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