Ayer asistí de nuevo a una de las interesantes ‘Charlas en el sótano’ de Las Velas Negras, que no fue en un sótano, por cierto. Este mes trataba sobre los límites en BDSM y pensé, “¡Anda! Si no tienes ninguna entrada en el blog sobre esto”. Y ya va siendo hora, porque es otro de esos temas que suelen levantar polémica y de los de ‘abrir melones’, como se dice de un tiempo a esta parte por Fetlife.
Qué es un límite en BDSM
Hablando de BDSM, un límite es algo que no se puede o no se quiere hacer en el contexto de una sesión, o también de una relación D/s. Puede ser por imposibilidad física (no poder arrodillarse por una lesión en una rodilla, por ejemplo), o porque, simplemente, no se desea hacerlo, por el motivo que sea (no querer arrodillarse por traumas previos de otra relación, donde la persona era obligada a hacerlo).
Se suele distinguir entre los llamados límites ‘duros’ (‘hard limits’) y los ‘blandos’ (‘soft limits’). Los primeros serían aquellas cosas o prácticas que no se quieren hacer de ninguna de las maneras, se hayan probado o no. Los segundos serían cosas que no se desean hacer por el momento, pero que dependiendo de diversos factores podrían caer. Los más comunes suelen ser la confianza que se tenga con la persona con la que se juega o el tipo de relación. A veces también el tiempo hace que se cambie de opinión, y lo que en un momento dado era un ‘no‘ como una casa se convierte en un «¿por qué no?“ o en un «voy a probar”.
Los límites, por supuesto, se respetan. SIEMPRE. Con el tiempo se pueden ampliar, reducir o pueden cambiar, pero en cualquier caso se respetan SIEMPRE, y de vez en cuando se debe volver a hablar sobre ellos.
¿Hay que hablar sobre límites?
Estaréis pensando “joder, seisCuerdas, vaya pregunta”. Pero ya sabéis que no las suelo hacer así porque sí, que no doy puntada sin hilo, así que bajad las manos de vuestras cabezas y atended. Claro que hay que hablar sobre límites. De hecho, antes de jugar con alguien por primera vez hay que preguntar por ellos y tener una (larga) conversación, sobre límites físicos y psicológicos. Estos últimos son muy importantes, ya que, como he dicho en otras ocasiones, en BDSM jugamos con cosas delicadas y si se toca algún resorte que desencadene recuerdos dolorosos (‘trigger’, gatillo o resorte en inglés), podemos pasar de estar bien a estar muy mal en milésimas de segundo, y el dolor que generan no se pasa rápido ni con facilidad. Es frecuente que suceda con prácticas como la degradación, o con aquellas que contienen cierta dosis de violencia, como los empujones o las bofetadas, por ejemplo.
¿La palabra «límite» en BDSM significa lo mismo para todo el mundo?
No. Al igual que ‘dominante’, ‘sumisx’ o tantas otras, lo que una persona llama «límite» otra considera que es otra cosa. Por ejemplo, yo tengo la opinión de que un límite es lo que he dicho en el segundo párrafo de este tocho: algo que no se quiere hacer de ninguna de las maneras, sin ningún condicionante. Para mí los límites ‘blandos‘ no son límites (aunque obviamente los respeto, claro), porque pueden querer hacerse en una circunstancia determinada, y en mi ‘(unpopular) opinion’ llamarlos límites induce a confusión. Quizá sería mejor denominarlos prácticas que aún no queremos hacer, ‘no ahora, pero no sé más adelante’ o ‘no ahora, pero con la persona adecuada quizá‘.
Listas de prácticas y juegos (‘checklists’)
Son muy útiles para conocerse mejor, porque las cosas que se pueden hacer en BDSM son muchísimas, y cada uno de nosotrxs somos de nuestro padre y de nuestra madre y hay cosas que igual te resultan raras porque no lo has oído en la vida y no sabes qué es y para otra persona puede ser un fetiche que le ponga como una moto. Te recomiendo que si no sabes en qué consiste alguna práctica lo busques en Google, o bien, lo apuntes para comentarlo más adelante con alguien de confianza.
La conversación sobre límites es árida y a veces un pelín aburrida, cierto, pero hay maneras de hacerla más amena. Por ejemplo, se puede ir a esa conversación con una ‘checklist’ ya rellena (lista de prácticas o juegos) como la que tiene Las Velas Negras en su web y comentarla juntos. Hay otras que son menos exhaustivas, como esta (en inglés, aunque se puede traducir con el traductor del navegador). También hay otras específicas para humillación y degradación, como esta, que @princerda/@etérea se encargó de traducir y una servidora de adaptar y colgar en Google Drive para que se pueda rellenar en ambos roles. Lo importante de estas listas es hacerlas para conocerse mejor, y no solo has de hacerlo si eres ‘bottom’, o sumisx. También si eres ‘top’ o dominante es muy conveniente que lo hagas. Y si eres switch, ni te cuento, que como seres complejos que somos, conviene que sepas que tus límites en un rol no siempre coincidirán con los del otro, y seguramente te sorprendan algunas diferencias.
¿Cómo? ¿Las personas ‘top’ también tienen límites?
Pues claro. Al igual que les sucede a las personas ‘bottom’ o sumisas, habrá cosas que no querrás hacer de ninguna de las maneras, porque supongan algo inaceptable para ti, o por el motivo que sea (pongamos como ejemplo al rey de los límites, el ‘scat’) y habrá otras que pensarás “bueno, pues si a la otra persona le gusta, ¿por qué no?”. Es importante que la persona ‘top’ también hable de sus límites para determinar la compatibilidad con la persona ‘bottom’, porque si uno de los límites de la persona ‘top’ es un fetiche para la persona ‘bottom’… pues malamente, (tra, tra).
Las malas prácticas y los abusos con los límites
Sí, claro. Como vimos en su momento con la palabra de seguridad, con los límites también hay malas prácticas, que pueden darse tanto desde la parte ‘top’ hacia la parte ‘bottom’ (lo más frecuente), como al contrario (no por menos frecuente menos importante). Por ejemplo:
De la parte ‘top’ a la parte ‘bottom’
- Intentar saltarse un límite duro diciendo aquello de “venga, que esto [el límite en cuestión] hay que trabajarlo”. A trabajar los lunes, o cuando te toque, pero esto no.
- Manipular a la parte ‘bottom’ diciéndole “haz xxx [el límite en cuestión] por mí”, o no decírselo, pero jugar con el sentimiento de entrega de la parte sumisa y aprovecharse que la persona ‘bottom’ ‘quiera’ hacer algo en un momento dado de lo que después se puede arrepentir cuando lo piense en frío, o porque sepamos a ciencia cierta que lo hace por ese sentimiento de querer agradar a la persona dominante. Está muy feo jugar con eso, y hay que manejarlo con mucho cuidado. En cualquier caso, si una persona ‘bottom’ hace determinada cosa que para él o ella suponía un límite por propia voluntad, después hay que hablar mucho sobre cómo se ha sentido y agradecer ese gesto de entrega las veces que hagan falta, reforzar mucho el ‘aftercare’ y vigilar el posible bajón (‘subdrop’) que le pueda dar los días posteriores. Mucho cuidado con esto, por favor.
De la parte ‘bottom’ a la parte ‘top’
- Intentar saltarse algo que es límite para la parte ‘top’ jugando con el sentimiento de entrega, o tergiversándolo. Por ejemplo, pongamos que la parte dominante tenga por límite el ‘scat’ y la parte sumisa diga que quiere entregarse a él o ella de tal manera que desea ser su WC humanx. Pues mira, no.
Los mitos sobre los límites en BDSM
Mito numero 1: las personas con el rol de ‘esclavx’ no tienen límites
Deja de ver pelis de la antigua Roma o supéralas, que esto es un juego (por serio que quieras que sea) al que jugamos PORQUE QUEREMOS, tanto quien domina como quien es dominadx, y ambas partes tienen derecho a jugar con sus condiciones. Por eso es fundamental ser COMPATIBLES.
Mito número 2: «yo no tengo límites»
Lee el relato ‘Sin límites‘ en este mismo blog, y mira a ver lo que dices, ¡insensatx! Puedes escuchar aquel temazo de los 90 y cantarlo en bragas o gayumbos por el pasillo de tu casa, pero no vuelvas a decir semejante estupidez.
Mito número 3: todos los límites se superan con el tiempo
Y unas cañas, no te jode. Que no, joder, que no. Habrá algunos que sí, pero otros ni de coña, y hay que respetarlo. De hecho, lo más probable es que con el tiempo se tengan límites nuevos, por haber probado cosas que no se quieren volver a hacer, o haber sufrido alguna mala experiencia. Además, no hay nada que superar, que esto es para pasarlo bien, no para ponerse a prueba.
Mito número 4: los límites son hacer ‘top from the bottom’ [que la persona sumisa ‘domine desde abajo’ a la persona dominante, o que la manipule], porque si pone muchos límites se hace lo que el/la sumisx quiere, me enfado, no respiro y me llevo el balón.
Como decía en el mito número uno, esto es un juego al que se juega desde dos lados, pero todxs queremos pasarlo bien, así que, por muy en serio que te tomes el juego, un poquito de por favor.
En conclusión, los límites están para respetarlos y para comunicarlos con claridad. Desde ambas direcciones, no solo de ‘bottom’ a ‘top’, sino también al contrario. Y los límites no solo son prácticas o juegos bedesemeros, también pueden ser otras cosas. Es bueno revisarlos cada cierto tiempo y, desde luego, es bueno hablar mucho, esto que no falte jamás, la comunicación. Así que no dejéis de hacerlo.
Hasta la próxima entrada.