En una red social, la que sea, el perfil, descripción, o ‘bio’, o como quiera que se llame en cada caso concreto, es la carta de presentación tanto del usuario como de lo que nos vamos a encontrar en esa cuenta. Por eso es importante no solo tenerlo relleno, sino hacerlo bien. Flaco favor nos hace que alguien acceda a nuestro perfil y se encuentre bien con él vacío o, peor aún, con esas frases de tipo “se me da muy mal hablar de mí, “no sé qué poner, jajaja”, “en construcción”, “ya pondré algo” (y el perfil se dio de alta en el 2013). Hace tiempo hablé de esto en un escrito que publiqué en Fetlife y que titulé –de manera irónica– “Cómo contactar en Fetlife sin parecer un gañán, o gañana. Teoría y práctica”. Como se refiere únicamente a esta red social no voy incidir demasiado en él, pero, en resumen, venía a decir lo mismo que acabo de explicar: que es importante tener un buen “about me” (así se llama la descripción allí) o, por lo menos, decir qué se busca y qué objetivos o expectativas se tienen estando en la red social.
Mi perfil en Fetlife está completo: el nick es personal y no está elegido al ‘tun-tun’, las fotos son, o al menos lo intentan, cuidadas y se puede intuir cómo soy sin que se me vea la cara, la edad es la real, y también las relaciones, orientación sexual y lo que busco. La descripción es clara y concisa, con un enlace a más información sobre mí (por si hay interés en profundizar) y otro más con enlaces a otras redes sociales (Twitter, Instagram, blog y otros escritos). Hay dos pequeñas pruebas, para comprobar que se ha leído y evitar esos penosos mensajes de tipo “he leído tu perfil y es muy interesante”, cuando es una puta mentira. Tengo comprobado que hasta con esto la comprensión lectora es nula en muchos casos y que la capacidad de algunos (y digo bien, algunOs) para intentar llevarte a su terreno y hacerte encajar con calzador en lo que les va bien a ellos es alucinante.
Bien, pues hace unos días, tras una remodelación del perfil para dejarlo de esta forma, recibí un mensaje de un hombre dominante. Lo voy a reproducir tal cual, porque lo cierto es que no tiene desperdicio:
Me encanta que des tanta información sobre ti y tus gustos en tu perfil, es casi como poder ir navegando por tu mente. Ojalá lo hiciera más gente. Pero también da miedo 🙂 Si con lo que dejas ver ya se intuye un nivel de complejidad no apto para principiantes, no puedo imaginar cómo debe ser, si sumamos lo que no dejas ver. Es como cuándo en un examen te dicen que te van a dejar consultar los apuntes, tiembla 🙂
Me quedé sin palabras. Es decir, hola seisCuerdas, gracias por tanta información y por currarte tanto el perfil, pero me sobra. Eres muy compleja y das miedo. Eso es lo que yo leí entre líneas en ese mensaje. Respondí con ironía que no soy complicada pero que sí tengo las cosas claras, que igual es eso lo que da miedo (y una sonrisita con guiño). Podría haber hecho más sangre y decir en plata lo que pensaba: que solo una persona insegura puede sentir miedo de alguien que tiene experiencia y sabe lo que quiere. En este caso, de una sumisa, porque supongo que es el rol que buscaba en mí, al autodenominarse dominante.
Podría ser una mera anécdota, pero lo cierto es que no es la primera vez que recibo un mensaje que dice algo similar. Por eso me he decidido a reflexionar sobre ello. Estoy hasta donde todos y todas os podéis imaginar de que las mujeres inteligentes o seguras de sí mismas y que no van de pobres corderillas indefensas generen ese “miedo” en los hombres. ¿Cuántas veces habéis oído a una mujer inteligente o segura de sí misma decir “he tenido que hacerme la tonta –o su variante, “la rubia”– para no resultar apabullante, o dar ese miedo del que hablaba hace un momento? ¿Cuántas veces nos tenemos que callar para que algunos varones inseguros no se sientan amenazados? ¿Hasta cuándo? Hablo de varones porque, hasta la fecha, esto que cuento jamás (y digo bien, jamás) me ha pasado con una mujer. Al contrario. Lo han apreciado y disfrutado, y hemos tenido conversaciones y momentos gratificantes. Y por favor, ahorraros el “no todos somos así”. Por favor os lo pido.
Como hace tiempo que no me meto en ningún charco (hola, @perritaBora xD) voy a lanzarme a uno profundo y turbio. Voy a reflexionar sobre por qué –maldita sea– los hombres (y muy especialmente los dominantes) no ponen fotos suyas en sus perfiles de redes sociales. Venga, vamos a abrir ese melón.
No es nuevo, ya se ha hablado sobre ello más de una vez, y las excusas, perdón, razones que dan para no hacerlo son diversas y variadas, a saber:
- Por “privacidad” (traducción: está casado/tiene pareja que no sabe de sus andanzas o la ha liado parda con alguien de la red social en una etapa anterior y no quiere que se le reconozca). A veces lo dicen de manera expresa en el perfil (su situación personal), lo que se agradece, pero no soluciona nada, porque seguimos sin saber cómo es.
- Trabaja “cara al público” (traducción: igual que el anterior)
- “Es que soy muy feo, jajaja” (sin comentarios)
- “No tengo a nadie que me haga las fotos” (baja al chino y cómprate un puto palo selfie, o usa el autodisparador)
- “Soy muy tímido” (ya, y yo monja ursulina, pero estamos en una red social de contactos, lo sabes, ¿verdad?)
- “Es que los hombres quedamos peor en las fotos” (¿en serio?)
- “Soy muy torpe con la informática” (pero para chatear, mandar mensajitos y ver lo que te interesa no, ¿verdad?)
- “Las fotos son de mi sumisa, porque lo importante es “lo que hago”, no yo” (¿y yo voy a sesionar con tu sumisa o contigo?)
- “Vivo en un sitio pequeño” (pero que pongas una foto donde se te vea un pie, una mano, de cintura para abajo y con el fondo, tatuajes o lunares borrados o difuminados no supone ningún peligro de que te reconozcan…)
- «Jope, es que trabajo cara al publico/con niños de verdad. De verdad que sí» (pues mira el apartado anterior).
Que no, señores, que no cuela. Total, que te escribe un señor a través de una red social cuya finalidad principal es la de establecer contacto para practicar BDSM, pretende que le conozcas y conocerte y que te pongas a hablar con él de lo humano y lo divino, te vas a su perfil a ver cómo es el susodicho y en un 60% de los casos te lo vas a encontrar vacío, pero si tienes suerte, te encontrarás con una galería de fotos donde hay:
- Memes/dibujitos/paisajes.
- Fotos en blanco y negro de temática BDSM bajadas de internet, que por supuesto no son suyas. En el top five están la del traje con el cinturón en la mano, la mano que parece decir “ven, sumisa, ven a mí” y la de la mano con el peluco que tira de la correa (ups, esta la tengo yo de foto destacada aquí en el blog para “Berlín (III)” xD).
- Fotos que no son suyas menos evidentes pero que se notan (demasiado guapo, enchufes que no son de aquí…). Incluso fotos de otros usuarios, de la misma red social o de otras.
- Fotos de su sumisa/gente con la que juega o ha jugado en mil ochocientas situaciones o haciendo diversas prácticas.
Si tienes mucha suerte puede que haya algún ‘selfie’ en el cuarto de baño o alguna foto de su pene. Pero esto ya es algo raro. Total, que el señor en cuestión te ha escrito porque ha visto tus fotos, las de otras usuarias de la red social y ha decidido escribirte a ti (y a otras usuarias de la red social) escogiendo como si mirara en un catálogo. Pero tú tienes que decidir a ciegas si quieres seguir hablando con él. En este punto no queda más remedio que solicitar que te envíen una foto o quedar a tomar un café y pasar por el posible trance de tener que decir “no me gustas” cuando ya llevas un número de mensajes o tiempo de contacto y, encima, quedar como una superficial de mierda.
Porque sí, señoras y señores, la belleza no solo está en el interior y el aspecto físico importa. No a todxs nos gusta lo mismo, eso es obvio –y también os podéis ahorrar decírmelo– pero importa, y más tratándose de atracción sexual. Porque el BDSM es una forma de sentir y vivir la sexualidad, no lo olvidemos.
Estoy cansada de encontrarme la maldita interrogación blanca sobre fondo negro, la he visto demasiadas veces ya al ir a ver un perfil. Así que la mayoría de mis fotos volverán a estar puestas “solo para amigos”, una característica que ofrece Fetlife. De vez en cuando pondré alguna en abierto, cuando me apetezca, y después volveré a ponerla en privado. Y es que es que yo también necesito «privacidad«, maldita sea. Ser ‘compleja’ es lo que tiene 😉